jueves, 7 de junio de 2012

Parte siete.

-Pues el caso es que cuando salí de casa me volvió a llamar, y esta vez estaba detrás mía- Leire, que se estaba comiendo ella sola casi todo el bol de palomitas, me contaba entusiasmada su encuentro con Héore. Tenía fama de ser el nuevo Don Juan de la edad contemporánea. Casi todas las chicas de la ciudad suspiraban a su paso, pero en eso Leire no caía, y yo... Yo caí una vez, pero sus ansias por tocar donde no debía le hicieron quedarse con tres cosas aquel día: mi beso en los labios, la marca de mi mano en su cara y el puño de... Bueno, eso no importa ahora.- Si se piensa que me va a conquistar así la lleva clara.
-Pues se le ve bastante interesado.
-¡No te jode! Soy la única que no le hace caso, y ya sabes lo que dicen, cuanto más ignores una cosa más vendrá a por ti.
-Supongo.
         Mi madre nos llamó a cenar al poco tiempo. Pizza cuatro quesos al "forno di piedra", masa fresca de primera calidad. Sí, al final cuando mis padres salieron de casa en sus típicas escapadas nocturnas del sábado noche, llamamos al kebap y nos pusimos hasta arriba de grasas saturadas e hidratos de carbono.
-Tía.
-Dime.
-Echo de menos a mi madre.
         El silencio se adueñó de la atmósfera y a mi se me congelaron las ideas.
-Lo sé Lei. Lo sé.
-Ella siempre decía que tenía todo un mundo de posibilidades por delante, que era joven. Y me repetía eso de young, wild and free.
-Qué grande tu madre.
-Ella te quería mucho.
        Leire se levantó de la mesa y se fue. La escuché subir las escaleras y encerrarse en el baño. ¿Alguna vez habéis echado de menos? No tenéis ni idea de lo jodido que es amar a alguien y sentir que tú mismo has cambiado y tú mismo destruyes ese vínculo. O amarle y que todo sea tan perfecto que una ráfaga de viento, o de mierda, llámalo como quieras, te lo arrebate cuando aún os quedan tres cuartos de vida por delante. Mis padres están preocupados por mi. Dicen que a veces me paso días alimentándome a base de yogurt y galletas. Que se me ve infeliz y que se me endureció el carácter. Que soy acero, fuerte, duro y frío. He bajado seis kilos y medio exactamente desde... Yo... Da igual. A mi me la come lo que pueda llegar a pensar el resto. La felicidad no existe y amor se escribe con hache. Con hache de Héctor. YOUNG, WILD AND FREE.
        Cuando subí a mi cuarto, Leire dormía con la cara empapada sobre mi cama. La tapé con la manta y miré por la ventana. Un ángel vestido de rojo me observaba bajo la lluvia.